A poco que se me conozca, cualquiera sabe que el ruido es una de las cosas que más me molesta, casi tanto como el tabaco. Suelo ser bastante jartible con el tema y lo comento cada vez que tengo ocasión, generalmente con ánimo de queja. Me molestan todos los ruidos, pero especialmente la gente que habla por teléfono a gritos y los señores que cantan y tocan el acordeón en el tren o metro.