Con frecuencia escucho frases como “estás enganchada al móvil”, “eres adicta a las nuevas tecnologías”, “a tí te quitan internet y te da algo”… Discrepo. El año pasado comprobé después de tres semanas de desconexión en Mongolia que, no sólo sobreviví sin ningún tipo de dificultad (salvo alguna digestión pesada por culpa de la carne de jak ;-)), sino que ni tan siquiera tuve el más mínimo síntoma de síndrome de abstinencia.